lunes, 5 de mayo de 2014

UNA ONTOLOGÍA DE LO INEXISTENTE


Ilustración de Dimitris Calokiris
"Como en los números, en los sueños se dan con frecuencia paradojas hidráulicas"
Dimitris Calokiris


Entre el ensayo-ficción, la broma ontológica y el surrealismo metaliterario discurre la colección de veintiocho cuentos que configuran El museo de los números, una muestra de la excepcional prosa del también poeta, ensayista, artista gráfico y traductor Dimitris Calokiris. La cuidada edición que realizó Berenice en el 2007 cuenta además con exquisitas ilustraciones del propio autor y la excepcional traducción de los profesores Vicente Fernández González y Ioanna Nicolaidou.

Si –como se lee alguna de sus páginas– “la felicidad es cuestión de altura”, no cabe duda de que nos movemos aquí en el territorio elevado de la gran literatura, entendida esta como el artefacto capaz de generar un vertiginoso y feliz despliegue de universos únicos. 

Los breves pero intensísimos mundos que recrea Calokiris incluyen legendarias flores de la inmortalidad, iglesias de cuyas paredes se han borrado los santos, perros de gran clarividencia política, longevas progenies chinas, misteriosos peces de un peso específico siempre variable, inventores de la melancolía, gallinas fosforescentes  y pueblos cuyos habitantes multiplican en sus rasgos un idéntico y turbador rostro.

Las referencias mitológicas entrecruzan el Olimpo clásico, la historia judía y el panteón hinduista para urdir la existencia de una araña terrestre que es a la vez ninfa de las espigas y legendaria femme fatale de incontables nombres. Las fantásticas genealogías ligan los destinos de Napoleón, un “memorioso” griego del siglo XVI y los piratas del Mar Amarillo a través del fragante emblema de la violeta. El minúsculo cuento “Vita brevis” engarza en dos palabras la reflexión ontológica y el chiste nihilista. 
Ilustración de Dimitris Calokiris

El juego de falsas erudiciones rinde homenaje a los laberintos de Borges, admirado maestro del que Calokiris también es traductor; y la dispersión de identidades, que afecta en igual medida a narradores y personajes, barajará las leyes del tiempo para confundirlos a todos en una brumosa irrealidad. Puede decirse que los materiales del sueño y la reflexión filológica se condimentan con la ciencia-ficción, la leyenda hagiográfica y la referencia histórica para cocinar un sorprendente festín literario.

Y todo ello salpimentado con un humor que –solo una muestra– convierte el nombre de Cioran en marca de herbicida, define la ley como un registro codificado de imperfecciones administrativas o evoca a Grecia como un “castigo de la Historia”.

La crítica saluda la prosa heterogénea y subversiva de Calokiris como uno de los más acertados ejemplos de narrativa postmoderna. Yo prefiero soñarlo en su original gabinete, dedicado a cartografiar la fabulosa extensión de lo inexistente. Su obra es un tapiz en el que se entretejen delicados mapas:
 “mapas de la trayectoria de la abeja y del pez, mapas de vientos y aguas, apócrifos, misteriosos, virtuales y verticales, y aún mapas psicográficos, comatosos mapas de amor”.

Calokiris, Dimitris. El museo de los números. Córdoba: Berenice, 2007. Traducción de Vicente Fernández González y Ioanna Nicolaidou. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario